Culpables

Todos, del primero al último, desde el que vota al que gana al que vota al que pierde al que vota en blanco al que no vota y al que impugna, todos culpables, culpables de pensar que esta política existe para solucionar las cosas, que existe para encontrar un bien común, culpables por pensar que el poder es empático, que el poder se refleja en los problemas de la gente, que se ve identificado con la gente “común” y que acciona en pos de una solución definitiva a esos problemas, culpables por depositar las esperanzas una y otra vez en los mismos que las derrumban, culpables, ingenuos, sectarios, fanáticos.
Culpables por seguir los esquemas que nos imponen y que vienen largamente demostrando que son contrarios a la vida misma, que responden a un solo sector del mundo, a ese sector al que no pertenecemos, al que casi nadie pertenece, al que pertenecen los mismos desde hace milenios, los que se aseguraron que así sea por siempre y para siempre, los que inventaron el sistema, los que pervirtieron la democracia, los que impusieron la economía bancaria, la de los papelitos verdes sin valor, pero con todo el valor, la de los espejitos de colores.
Culpable la clase media condescendiente que desde su lugar cómodo se limita a pensar y trabajar para llegar a un discurso utilizado para justificar su vida, un discurso sin sustento real, un discurso “pro-pobre” y victimizante para quedarse con la conciencia tranquila y después irse de vacaciones todos los años, comprar 0km, un celular cada 5 minutos, comer como descarriados, tener todas las propiedades posibles, consumir sin miramientos y sin ninguna responsabilidad, siguiendo esa regla perversa que dice que porque se trabaja y se tiene plata se tiene derecho a cualquier cosa, la clase media que es el motor de este sistema siniestro que estamos todos obligados a integrar, que tiene el verdadero poder de cambiar las cosas, porque tiene el intelecto y los medios, porque somos muchos, porque la decisión es simple, es consumir mejor y menos, es pensar qué pasa con esta democracia, es no ponerse de un lado, esta clase media que fabricó un boca-river político en lugar de ver que las dos opciones eran basura (y no hablo particularmente de las últimas elecciones), que las dos opciones nos llevan al mismo destino, por distintos caminos (aunque similares) pero al mismo destino, y eso es lo que hay que cuidar, el destino, y si no limpiamos el camino no hay destino, porque en este camino todos venden la tierra, la contaminan, nos venden al mejor postor, todos se mueven por los mismos intereses egoístas, todos promueven un sistema insostenible, todos lo defienden, todos te van a cagar a palos si osas desafiarlos, si tenes el coraje de ir en su contra, de contestarles, de tratar de ponerles un límite.
Tenemos una política que abusa del poder y nosotros les dimos ese poder y se lo reafirmamos todos los días, todos los políticos son empresarios, todos forman parte de la élite, esa élite que se caga en el mundo desde su pedestal de impunidad, la élite que hace las reglas y las juzga y las modifica según su conveniencia.
Debatimos horas y horas para justificar nuestro papel en el mundo, para tener razón, para buscar el error del otro, para sentirnos mejores, para decirle al otro “¿viste? ¡te dije!”, el orgullo de tener la razón, el orgullo de tener la forma de pensamiento más acorde o más aceptada en el momento histórico pertinente, el orgullo del pseudointelectual progresista, el orgullo que nubla todo juicio imparcial de los hechos, ese orgullo que te hace defender a un facho por sobre otro facho, el orgullo del “copy paste”, que te hace seleccionar inconscientemente la realidad más conveniente al partido que tomaste, que te hace gritar a cuatro vientos cuando te pegan pero cuando vos pegaste te quedaste callado, ese orgullo que te hace culpar al otro siempre de los errores, sean propios o ajenos, el orgullo del “yo no fui”, somos todos Bart Simpson, todos nos lavamos las manos para poder seguir viviendo una vida cómoda con delirios de grandeza, estudiamos para ser el mejor, trabajamos para escalar, y todo lo redirigimos a una cultura de consumo y producción ilógica sin ningún futuro, y después nos autoproclamamos “progres”. Celebramos el error del otro o las malas decisiones con revanchismo sólo para “demostrar” un punto, restamos, no paramos de restar.
Progres que defienden un progreso antivida, un progreso del más y más, de crecimiento indiscriminado e idiotizante, un progreso que es totalmente contrario al verdadero significado de la palabra. Un progreso que dice que cada día hay más pobres, que los refugiados ambientales ya son millones, un progreso que está eliminando las especies animales y vegetales, un progreso que construye todo con soja y maíz, el progreso del plástico y las energías contaminantes, el progreso del terrorismo, de las guerras y el desprecio al diferente, el progreso de las armas y las bombas con las palabras “libertad” y “paz” escritas con sangre. Progres que se conmueven cuando ven a los que mueren de hambre pero que después no pueden vivir sin aire acondicionado o sin un viaje en avión cada vez que pueden y no pueden relacionar las dos cosas, o no quieren. Esos que dicen que no hay que ser tan idealistas, porque aprendieron a negociar, porque de esa forma se sacan un peso de encima, porque aceptar ciertas cosas desestabilizaría su perfecto equilibrio de hipocresía.
La clase media que dice pelear por los derechos de los más necesitados, pero que con su estilo de vida los está condenando, pero lo que importa es estar tranquilos, porque elijo al que inventó un subsidio, al que hizo tal o cual cosa, o al que no hizo la otra, esa clase media arrogante que se las sabe todas y señala, que con sus ínfulas de grandeza envidia al poderoso y no es capaz de sacrificar nada por los que dice defender si no que sueña con ser el de arriba, el famoso, el mejor en algo, el destacado, el “jefe”.
Esa clase media que le explica al mundo cómo son las cosas, pero que desde la práctica termina siendo el sostén del sistema, que se re regocija en su intelecto pero no para de repetir fórmulas inertes demostrando a cada paso su estupidez e inconsistencia, que critica y señala desde las redes sociales y a la par sube sus fotos en New York, Tailandia o la concha de la lora. Esa clase media que se maravilla por cada nueva forma de consumo que aparece, y la explota. La clase media del “BlackFriday”.
Estoy agotado de los discursos vacíos, de los que miran un solo lado de la historia para sentirse parte de algo, sin importarles que ese algo sea en realidad lo mismo que el contrario pero con otro disfraz, estoy cansado de los que empatizan sólo con lo que les pasa a ellos mismos o a “su grupo” e ignoran el fondo de las cosas, un fondo que es cada día más evidente, y así y todo se las arreglan para justificarlo, hurgando datos y comparando con momentos sacados de contexto o pensando que este es un momento superador, ignorando el cambio climático, las bombas al otro lado del mundo, los basureros tecnológicos, los desarmaderos de barcos, el trabajo infantil y la prostitución, la decadencia del arte y la banalización y normalización de la violencia, aceptando el modelo de alimentación cancerígena que trae chicos malformados al mundo con cada vez más frecuencia, ese modelo que nuestro país agigantó y utilizó para beneficio de unos pocos, y que cada gobernante fortalece más que el anterior, ese modelo que contamina más allá de cualquier otra cosa que haya existido en la historia de la humanidad, el modelo de los 6 kilos de carne por mes por persona, un modelo que sigue los lineamientos de Estados Unidos, que es el país de la autoinsuficiencia, la obesidad, la anticultura, la autodestrucción y la destrucción de quien se le ocurra con tal de sostener ese modelo.
Hablamos de decidir un modelo de país pensando que eso lo define el porcentaje de impuestos que paguemos o que no paguemos, pensando que eso lo define si te dejan o no entrar gratis a un museo, pensando que eso lo define el tipo de violencia institucional ejercida desde el poder, violencia ejercida por todos en mayor o menor medida, pero por todos, porque los muertos por gatillo fácil existen y de esos no habla nadie, porque Jorge Julio López existe, porque Luciano Arruga existe, Mariano Ferreyra existe, Kevin Molina existe, pero hablar de esto no conviene, porque es contrario al discurso y lo que nos define es el discurso y no los hechos, pero cuando el gatillo fácil lo aplique el otro nos vamos a indignar. Porque a la par que mataron a tantos chicos le ponen “Darío y Maxi” a la vieja estación Avellaneda, demagogia, asco asco asco.
El modelo de país y de mundo es inamovible porque así lo queremos todos, dejando que los de arriba construyan a piacere, protestando si uno saca un DNU cuando el anterior tiene la sangre de 3000 tipos tipas y pibes en las manos, protestando y criticando un plan social cuando el de ahora se encargó de eliminar la cultura de la ciudad que dirigió y de paso a la noche cuando todos dormíamos apaleaba a los pobres con la ucep, comparando una deuda pública con el año que convenga compararla y de la forma que convenga compararla según lo que elijamos pensar, eligiendo experiencias personales a dedo para demostrar tal o cual punto, exagerando o atenuando según lo que convenga, festejando la compra de trenes que se hizo a la fuerza por los 52 muertos que generaron sus politiquerías baratas que se van a repetir incesantemente, aplaudiendo cuando dicen “Los árboles son sagrados, no se tocan” mientras te clavan por atrás las plantas transgénicas más grandes del planeta, mientras desmontan a rabiar para seguir sojizando la economía, protestan por Botnia mientras las papeleras propias (pero extranjeras) no paran de tirar mierda a los ríos e incumplen todas las reglas, critican las cadenas nacionales pero se quejan cuando no hablan, inflan pecho por los juicios a los ex dictadores pero cuando asume milani se hacen todos los pelotudos o tiran una minicritica cual flatulencia desganada, lloran a los Qom y cuando asume Capitanich la jefatura de gabinete todos de pie sonrientes, los dos lados no aceptan ni entienden que existan otros lados mas que esos dos, prefieren “enemigos” a gente con pensamientos alternativos, aplauden el fútbol para todos pero cuando en el entretiempo aparece la publicidad de roundup nadie cuestiona nada, odian a Bergoglio y cuando es Papa le chupan las medias, hablan de espionaje y escuchas ilegales mientras el proyecto X que responde a la federal se encarga de infiltrar tipos en los medios y grupos alternativos y de izquierda, le dicen yegua y piden diálogo, hablan de respetar la democracia pero cuando son oposición absolutamente todos se encargan de poner piedras en el camino de la forma que sea, utilizando cualquier recurso, corriendo rumores que es la última moda impuesta desde el Lanatismo y absorvida por todos los sectores, porque el rumor a la larga queda en el imaginario popular como real, porque elegimos hacerlo real sin importar si realmente lo es, así de ciegos estamos, dicen que no hay libertad de expresión cuando lo que en realidad hay es libertinaje de expresión, cualquiera dice cualquier cosa, y cuando llega la hora de la verdad se encargan de eliminar a los medios “contrarios” a su régimen, hablan de corrupción comparando quién tiene más causas que el otro, cuando el procesado le dice procesado al procesado y cuando a todos se les hace imposible justificar sus millones y sus empresas, le das “like” a un video antimonsanto pero sos kirchnerista, defendes a un gobierno que fue y es el mejor socio de la empresa a la que detestas, te solidarizas con los pueblos originarios pero adherís a un gobierno que los esta (estaba, ahora con los nuevos se viene el capítulo 2) despedazando para hacerle el negocio justamente a la empresa que odias, sos “industria argentina” pero nunca hubo más empresas extranjeras como ahora 2015 y después te vas al cine a ver “The Avengers”. Le das like a una nota del doctor Páramo pero vivís a contramano de lo que el tipo pensaba, aceptando el sistema contra el que luchaba con la cabeza enterrada en la tierra, esa tierra del cáncer que de a poco está muriendo. Llorás por los 250.000 litros de cianuro vertidos por una multinacional pero elegís a quienes lo permiten y criticás al que decide no elegir.
Somos aliados de nuestros enemigos con una facilidad que asusta, aceptamos cosas inaceptables por la negación a lo distinto, a lo verdaderamente nuevo, por mantener el famoso Statu Quo y quedarnos gordos en nuestros sillones haciendo zapping cual Homero babeando credulidad y discutiendo lo que nos dicen que hay que discutir. Defendiendo ridículamente a quienes en lo profundo de nuestros ideales son opuestos pero que han sabido disfrazar la superficie para mimetizarse.
Tenemos la responsabilidad de quebrar el círculo, y este círculo no lo quiebra ni Cristina ni Macri ni ninguno de esos especímenes vergonzosos, este círculo lo quebramos nosotros, la clase media, la clase quieta, y se empieza por resaltar lo malo, que es demasiado, por dejar de aceptar y justificar, por dejar de sostener un sistema que es contranatura, que va contra la corriente de los intereses reales de la gente, y que a su vez está sostenido por los intereses ficcionados, seamos responsables, utilicemos estas herramientas de las que hacemos gala constantemente para tirarnos mierda entre todos para construir un futuro superador, midamos las cosas con la misma vara sin importar de qué lado vengan, construyamos una vida consecuente a nuestro discurso, maduremos de una vez.
Feliz navidad y un próspero año nuevo…