Bastaaaaaa

Y ahora Trump, y mañana Piñera, otra vez, (¿Le Pen en Francia? la defensora de la pena de muerte…) ¿nos vamos a sorprender cuando Tinelli sea presidente? ¿hasta dónde llega nuestro grado de asombro? parece que no tiene límite, parece que cada vez aceptamos un poquito más, y así estamos llevando todo al caos, con desiciones incoherentes, con la ilógica como lógica y con la esperanza puesta en aquellos que día a día se encargan de dejarla sólo en eso, en esperanza, pero seguimos repitiendo el mismo error, confiando en la misma gente, en el mismo sistema, pensando que tal vez algún día la cosa milagrosamente cambie, pensando que la vida se puede dejar a la suerte de un acto de fe, haciendo lo mismo de siempre pero esperando un resultado distinto, citando a Einstein, una de las grandes mentes de la humanidad: “Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes”.
¿Tanto miedo le tenemos a lo diferente que preferimos repetirnos y tropezar mil veces con la misma piedra? parece que la incertidumbre de lo nuevo es más fuerte que el miedo a la autodestrucción, “más vale malo conocido que bueno por conocer” dice el dicho popular, nunca más aplicable que ahora a nuestro sistema político y económico, seguimos apostando por los mismos grupos de poder que a lo largo del tiempo se han encargado de obtener cada vez más poder y cuyo único objetivo es mantener las cosas tal cual están y tal cual las vienen construyendo ellos mismos desde hace siglos.
“La democracia es el mejor sistema que tenemos” es otra frase popular, estamos de acuerdo, pero la realidad demuestra una vez tras otra que el sistema regente no es democracia, ni de cerca, porque la verdadera democracia ya no es aplicable en el mundo actual, hace rato dejó de serlo y me pregunto si alguna vez fue realmente aplicable, porque la democracia se basa en el pensamiento individual y libre, cosa que no tiene chances de existir en un mundo con hambre, ignorancia y medios de comunicación comprados por los poderes, donde la manipulación de las masas es la herramienta de las marcas y los políticos para lograr sus objetivos, donde los dueños de los medios que nos informan son los mismos que pueden salir beneficiados o perjudicados con esa información… ¿qué esperamos?
Trump o Clinton, Piñera o Lagos, Scioli o Macri, Menem o Angeloz, De la Rua o Duhalde, Kirchner o Carrió… ¿opciones? ¿dónde queda la libertad de elección en estas “opciones”? son los mismos nombres que desde lo privado o lo estatal escuchamos desde siempre, en Argentina reconocemos las provincias por el apellido que las representa desde hace décadas, vivimos en un país formado por feudos medievales y seguimos creyendo que vivimos en democracia, donde los Rodriguez Saá son los dueños de San Luis, los Menem de La Rioja, los Kirchner de Santa Cruz, los Das Neves de Chubut, los Puerta de Misiones, los De la Sota de Córdoba, los Gioja de San Juan, etc.
Aprender de la historia debería convertirse en una reformulación de la actualidad, para perfeccionarla y asegurar un futuro mejor, sin embargo y con las pruebas en mano parece que nadie está dispuesto a hacerlo.
Cuando vemos cómo el calentamiento global está dejando sin hogar y matando a millones de personas (pobres, como tiene que ser…), cómo las especies animales y vegetales se extinguen todos los días, cómo los ricos ostentan cada vez más recursos y los pobres siguen muriendo de enfermedades curables, muriendo de hambre cuando a la par producimos el doble de alimento que necesita el mundo (de forma insostenible y cancerígena por supuesto, porque lo que manda es el negocio…), cuando vemos cómo los grupos de elite que son una ínfima parte del planeta manejan todos los recursos, cuando tenemos una cultura cada día más violenta y diferencias sociales imposibles de comprender, seguimos accionando de las mismas maneras.
No somos capaces ni de modificar nuestras formas de consumo, no somos capaces de pensar una alternativa, no somos capaces de relacionar nuestras acciones diarias, nuestras desiciones, la “democracia”, con todas estas cosas.
Vivimos en una cultura en la que los pequeños grupos que buscan lo alternativo son contatemente bastardeados por aquellos que prefieren la comodidad de lo conocido, de lo prestablecido, de lo aprendido. Todos pidiendo el cambio pero cuando alguien lo propone lo apedrean.
Sigamos confiando, apoyando y participando en esto y vamos a ver cómo nuestros hijos caen irremediablemente al abismo. Cada día es un día menos para el cambio, reaccionemos porque lo que sea que venga se acerca y si no accionamos a tiempo lo que venga no va a ser nada lindo.